
El Toro Ratón: Leyenda Negra y Fama Inmortal
En el corazón de la tauromaquia española, donde la tradición se entrelaza con la leyenda, existe una figura que trasciende la simple condición de toro bravo: el mítico Ratón. No se trata solo de un animal, sino de un símbolo, una encarnación de la fuerza bruta y la imprevisibilidad del campo bravo, un nombre que resuena en cada rincón de la geografía española, especialmente en la rica tradición taurina de la Mancha.

Su historia, plagada de episodios memorables, algunos trágicos, es un canto a la fascinación y el respeto que inspiran estos poderosos animales. Su fama, construida a base de embestidas fulminantes y una potencia descomunal, lo ha convertido en un referente indiscutible, un mito que ha trascendido el ámbito puramente taurino.
Un Origen Humilde, una Leyenda Nacida
Nacido en 2001, en la ganadería Gregorio de Jesús en Sueca (Valencia), Ratón, hijo de Caracol y Fusilera, recibió su nombre por su tamaño, relativamente pequeño para un toro de lidia. Este detalle, aparentemente intrascendente, añade una capa de ironía a su posterior leyenda. Su envergadura física no era proporcional a la fuerza descomunal que albergaba.
Sus primeras actuaciones, a partir de 2002, fueron el preludio de una carrera excepcional. Cada aparición era un acontecimiento, atrayendo multitudes ansiosas por presenciar la potencia y la bravura de este animal singular. El incremento de su popularidad fue exponencial, convirtiéndolo en un toro altamente solicitado y cotizado. No es exagerado afirmar que su nombre se convirtió en sinónimo de emoción y peligro.
La Sombra de la Tragedia: Un Legado Ambivalente
La historia de Ratón, sin embargo, no está exenta de sombras. Su trayectoria estuvo marcada por trágicos incidentes, algunos con consecuencias fatales. En varios encierros, su potencia inigualable causó accidentes, culminando en varias muertes. Este aspecto sombrío de su leyenda nos recuerda la intrínseca peligrosidad de la tauromaquia, la delgada línea que separa la admiración del peligro, la belleza de la tragedia.
- El primer incidente tuvo lugar en 2006, en Yátova y Puerto de Sagunto.
- En 2008, un segundo incidente mortal en Benifairo.
- Finalmente, en 2011, un tercer fallecimiento en Játiva.
Estos sucesos, aunque tristes y lamentables, no lograron opacar la figura del Ratón. Su leyenda, paradójicamente, se fortaleció, consolidándose como un símbolo de la imprevisibilidad inherente a la tauromaquia.
Un Mito Inmortalizado: La Persistencia de la Leyenda
La fama de Ratón trascendió las fronteras geográficas y temporales. Se convirtió en un símbolo, una leyenda viva de la tauromaquia. Su nombre resonaba en las conversaciones de aficionados y expertos por igual. Los 15.000 euros que llegaron a pagarse por sus actuaciones son una prueba fehaciente de su popularidad y valor en el mercado.

Incluso su dueño, Gregorio de Jesús, llegó a plantearse la posibilidad de clonarlo, una idea que, aunque finalmente no se materializó, demuestra el impacto y la trascendencia del legado del Ratón.
La propuesta de clonación, en 2010, destaca la magnitud del impacto económico y cultural que representaba el toro. El interés de las autoridades valencianas en colaborar con el proyecto refleja la significancia del animal dentro del panorama taurino.
Un Legado Que Perdura: Reflexiones Finales
La historia del toro Ratón es más que un simple relato de un animal bravo; es un ejemplo vivo de cómo la tradición y la leyenda se entrelazan en la cultura taurina española. Es un testimonio de la fuerza, la belleza y el peligro inherente a este arte ancestral. La dualidad de su leyenda –la admiración mezclada con la tragedia– nos obliga a una reflexión profunda sobre la tauromaquia y su lugar en la sociedad moderna. La memoria de Ratón permanece viva, un testimonio imperecedero de la fascinación que provoca el universo del toro bravo.
Su nombre sigue resonando, no solo entre los aficionados a la tauromaquia, sino también entre aquellos que buscan entender la complejidad y la dualidad del patrimonio cultural español. El mito de Ratón sigue vivo, y su leyenda se extenderá por generaciones, perpetuando la esencia misma de la tradición taurina en la Mancha y más allá.
